La obesidad exige un enfoque nuevo y multidisciplinario



Todos estamos de acuerdo en la necesidad imperiosa de acometer la lucha contra la pandemia actual de obesidad, sin embargo, conviene tener en cuenta que la obesidad es un proceso complejo que involucra factores tan diferenciados como el sueño, la genética, los hábitos de vida, el gasto energético, la actividad física y otros. 

La inercia derivada de la especialización actual de los organismos y los profesionales, hace que cada colectivo tienda a verla desde su perspectiva restringida, por ello, muchas iniciativas de gobiernos locales se dirigen a aumentar el consumo de frutas y verduras, promover la dieta mediterránea, fomentar la actividad física o restringir el consumo de bebidas azucaradas, por ejemplo. Sin embargo, esas medidas aisladas, tienen en realidad un argumento común, la idea intuitiva de que la obesidad se desarrolla cuando la energía ingerida (alimentación), supera el gasto de energía, es decir, el metabolismo basal, la termogénesis adaptativa y la actividad física).


En este sentido, las políticas alimentarias de nuestro país se han dirigido a fomentar el gasto energético y promover una dieta saludable. ¿Resultado? Muy decepcionante.

Deberíamos fijarnos en los países que llevan enfrentando este problema con más tiempo y dedicación y observar su ejemplo, sus fracasos y sus éxitos y aprender de ello. Por ejemplo, en USA, ni los esfuerzos por favorecer la información de las calorías en el etiquetado de los alimentos, ni los esfuerzos dedicados a incentivar el acceso a las tiendas de comida saludable, aumentaron el consumo de frutas y verduras ni redujeron el índice de masa corporal. En 2008, el consejo municipal de Los Ángeles adoptó una medida que prohibía a las cadenas de comida rápida abrir nuevos locales en algunos barrios pobres. Esta prohibición fue válida por un año. La medida estaba dirigida a una zona que alberga 500.000 personas, la octava parte de la población de Los Ángeles, donde un niño de cada cuatro sufre de obesidad. Sin embargo, fue un fracaso y la obesidad aumentó durante la prohibición.

Así pues, aunque haya iniciativas de política alimentaria que puedan tener un papel en la política contra la obesidad, deben ser parte de una política más amplia en la que las partes interesadas del gobierno, la industria, la tecnología, el derecho, la medicina, la salud pública y la educación colaboren en actuaciones conjuntas que consigan reducir las tasas de obesidad generando el impacto favorable sobre la salud. 

Francia, Gran Bretaña y Alemania tienen un enfoque pluridisciplinar que ya va consiguiendo resultados y que tiene los siguientes puntos en común:
1. Involucran múltiples sectores para abordar el problema (por ejemplo, la educación, el gobierno, la industria, el derecho, la medicina…).
2. Aprenden de otros países desarrollados que han implementado la política federal de la obesidad.
3. Alinean la política de la obesidad con metas medibles de obesidad más que sobre metas más genéricas.
4. Incorporan factores conocidos que contribuyen a la obesidad (por ejemplo, el comportamiento, la genética, fisiología) en el desarrollo de la política de la obesidad.
5. Revisan las estrategias empleadas en la lucha contra el tabaco que podrían ser beneficiosas en la política contra la obesidad.
6. Estudian las iniciativas locales y estatales exitosas que podrían ser promulgadas a escala nacional.
7. Se aseguran de que las medidas contra la obesidad evolucionen y se pongan constantemente al día en nuestra comprensión de la enfermedad.
8. Utilizan la investigación para informar las estrategias que podrían tener éxito en un nivel de población determinado.
9. Incorporan estrategias culturalmente apropiadas para informar a la política de la obesidad para las minorías raciales y étnicas.

Todo ello supone salir del marco de las estrategias puramente sanitarias o académicas, para entrar en la complejidad de lo multifactorial y complejo, algo muy en la línea de lo que actualmente se conoce como Big data e incluye el uso de redes sociales y todo tipo de niveles sociales de influencia.

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