Sobre los edulcorantes artificiales
Lo que ha hecho la industria alimentaria
con los consumidores, era esperable (recordemos lo que decía Adam Smit: "No
es de la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero de donde obtendremos
nuestra cena, sino de su preocupación por sus propios intereses". Al fin y
al cabo, es la base de la economía liberal (la búsqueda egoísta del legítimo
lucro personal hace, indirectamente, que toda la sociedad termine lucrándose
casi siempre). El problema es que eso ha resuelto que tengamos más cosas que
consumir y con mayor comodidad, pero, eso sí, a costa de nuestra salud.
Los investigadores no han sido ajenos a
este lucro y con mayor o menor grado de implicación, han colaborado, con
verdades a medias, a la publicidad de la bondad de productos que le interesaba
a la industria y que no tenían suficientemente probada su inocuidad (ácidos
grasos trans, edulcorantes etc).
Voy a centrarme en los edulcorantes, ya
que acabo de leer un artículo de un profesor de universidad insistiendo en la
bondad de los edulcorantes artificiales como una alternativa a los azúcares
naturales en personas con sobrepeso. La falacia proviene del criterio de que
los estudios realizados con animales de experimentación y en cultivos “in vitro”
e “in vivo”, parece que demuestran su ausencia de toxicidad.
Un ejemplo es la sucralosa, de la que
dice la empresa propietaria de la patente hasta hace poco, que no se absorbe en
intestino delgado y el organismo la elimina rápidamente. Sin embargo, si una
persona con sobrepeso toma la cantidad de sucralosa que puede contener un
refresco sin azúcar, tiene un pico de insulina hasta un 20% mayor al que le
produciría el azúcar de mesa contenido en los refrescos normales.
Otro efecto es el que se puede obervar a
largo plazo. Echemos un vistazo a Canadá, el primer país en aprobar el uso de
sucralosa. Sus tasas de enfermedad inflamatoria intestinal parecieron
duplicarse tras la aprobación de la sucralosa, y en China se multiplicaron por
doce.
Pero si este edulcorante es inerte y no
es tóxico: ¿Por qué se produce este efecto? Pues sencillamente, porque en el
momento en que se estudió la toxicidad, no estaban las investigaciones en
microbiota tan avanzadas como ahora y no se comprobó lo que pasaba en intestino
grueso, y lo que hacía este edulcorante con los microbios alojados allí, así
como su interacción con el resto del organismo.
Otro tanto ocurre con el aspartamo, en
donde los estudios financiados por la
industria avalan su seguridad, mientras que el 92% de los estudios financiados
independientemente informan que el aspartamo puede causar efectos adversos para
la salud. Eso debería hacernos sospechar. Después de todo, cada molécula de
aspartamo se metaboliza en formaldehído, lo que puede explicar por qué algunas
personas, que son alérgicas al formaldehído, tienen tan malas reacciones. No es raro, por tanto, que cantidades muy pequeñas del
edulcorante puedan modificar las comunidades bacterianas ...
Finalmente, después de unos días de
sacarina, por ejemplo, algunas personas presentaron respuestas exageradas de
azúcar en sangre relacionadas con cambios en una semana al tipo de bacteria que
tenían en el intestino. El acesulfame K, otro edulcorante artificial común,
también se encontró posteriormente asociado con cambios en las bacterias
intestinales.
Enlaces:
Video Dr Michael Greger sobre el efecto de la sucralosa en la microbiota
Aspartamo
Aspartamo y cerebro
Katie Medlock
Efectos negativos de los edulcorantes en la salud
Michelle Schoffro Cook
Edulcorantes y salud
Comentarios